El inicio de noviembre marca el término de una de las fechas favoritas del año de muchas personas: Halloween, y es que este 2021, no sé si a ti te lo parezca, pero la emoción por llevar el mejor disfraz estuvo muy presente en el aire. Aunque con esa emoción también viene a nosotros cierta nostalgia, ya que no podemos evitar recordar aquella época en que apenas éramos unos niños y nos entusiasmábamos por salir a pedir dulces y tratar de ganar el concurso de disfraces (o al menos llevar el mejor). Y, ¿cuál era el sueño de todos nosotros? Vestirnos como nuestros personajes favoritos, ya fuesen héroes o princesas; en mi caso, puedo contarte que no había día en que no me gustara traer puesto mi vestido de Blancanieves.
Y es que esto no es de extrañar ya que este tipo de personajes, considerados como ‘los buenos’, suelen apelar a la vida fantasiosa de todo niño: tienen vidas felices, consiguen a la persona de sus sueños, ganan la batalla y cuentan con grandes hazañas. Pero a medida que vamos creciendo, nos damos cuenta de que no estamos tan distantes a los villanos que de más chicos temíamos; ello no quiere decir que seamos malos, sino que tenemos un mayor entendimiento de las circunstancias sociales que los llevaron a ser cómo son.
Pero, ¿sabes de qué otra cosa nos vamos dando cuenta? De que, aunque el vestido de Cenicienta fuera bello, no tiene comparación alguna con los grandes looks que nos dan Yzma o Cruella de Vil: es decir, los villanos son mucho más cool que los ‘buenos’ de la película. De ahí que entonces no resulte extraño que la gran mayoría prefiramos vestirnos de Maléfica en lugar de Aurora, no solo porque apela más a la temática de Halloween, sino porque sabemos que es mucho más divertida, y ese es uno de los principales atractivos de los villanos.
Y es que, si lo analizamos, es sencilla la razón detrás de esa diversión que menciono: ellos, contrario al héroe, no tienen nada qué probarle a la audiencia, ya están destinados a que uno los deteste por hacerle la vida imposible a nuestro protagonista. Es entonces que tienen mayor libertad al momento de definir un estilo; por ejemplo, Blancanieves no podría tener como look principal uno que fuese negro, ya que este color suele ser relacionado con la oscuridad y la princesa Disney es lo más cercano a la luz debido a su nobleza y bondad. Pero, ¿qué hay de la Reina? Su vestuario está compuesto de colores oscuros como el morado y el mismo negro, siendo que todos sabemos que este último no solo apela a la elegancia, sino que también es uno de los que más estiliza. Así que, si los buenos no pueden vestir nada negro, ¿qué diversión hay ahí?
Ahora, retomemos un punto del párrafo anterior: ya dijimos que ellos saben que son odiados pero, a diferencia de los buenos, eso es algo que les da igual; ‘no importa si te caigo bien o mal, yo voy a hacer lo mío’. Y algo similar sucede con los grandes iconos en la moda, porque para poder definir un estilo propio, y que además sea uno de esos que inspiren, realmente no debe importarte lo que los demás piensen de ti, tal como la frase que Artie dijo en la reciente película de Cruella: ‘al menos no me tildan de normal, porque ese es el insulto más cruel de todos’. Y ese es un gran punto a favor de la construcción de vestuario de un villano; puedes jugar con muchas más tendencias y ser más atrevido, porque la personalidad de estos ya es una que ayuda a poder ir más allá.
Claro que hay algunas pocas películas en donde, tanto buenos como malos, tienen looks increíbles, aunque estas suelen ser aquellas que tienen un enfoque mucho más cercano con la moda, tal como ‘El diablo viste de Prada’ o la ya mencionada ‘Cruella’, pero ese es tema de otra columna. Así que, quizá no sería lo mejor que copiásemos la forma de ser de los villanos, ¿pero su estilo? Ese definitivamente sí.
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