El Geoparque Comarca Minera, en Hidalgo, impulsado por la UNAM y reconocido desde 2017 como Geoparque Mundial por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), fue revaluado en esa categoría por el organismo internacional.
Sitio único por su patrimonio natural y cultural, es un laboratorio vivo de riquezas geológicas, culturales y humanas que abarca nueve municipios hidalguenses en mil 900 kilómetros cuadrados.
Entre el 2 y el 5 de marzo pasados una comitiva encabezada por los evaluadores Hartmut Escher, de Alemania, y Helga Chulepin, de Uruguay, realizó una revisión documental y de campo en el territorio, informó Carles Canet Miquel, investigador del Instituto de Geofísica (IGf) y coordinador científico del geoparque.
El IGf coordinó la misión de evaluación, con apoyo del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático y del Servicio Sismológico Nacional, los tres de la UNAM. Participaron la Universidad La Salle de Pachuca, la Unidad de Planeación y Prospectiva junto con el Consejo de Ciencia, Tecnología e Innovación del Estado de Hidalgo y la asociación civil Comarca Minera Geoparque Mundial, AC, en una sinergia academia-gobierno-sociedad civil.
Un geoparque es un territorio que cuenta con un patrimonio geológico de importancia internacional, es decir, con elementos de la geodiversidad (como rocas, minerales y fósiles) de gran valor científico y/o educativo que son reconocidos mundialmente por su singular proceso de formación, edad y otras características, destaca la página web del sitio (https://geoparquecomarcaminera.mx/).
Añade que este patrimonio geológico junto con el natural y cultural (incluido el industrial-minero) son utilizados para generar el desarrollo sostenible de las comunidades locales, no sólo a través del incremento del turismo y la promoción de los productos locales, sino también mediante programas de carácter científico y educativo que acerquen a los habitantes y visitantes del territorio a las ciencias de la tierra y medioambientales.
“Lo que se busca con estas revalidaciones de la Unesco es verificar las transformaciones del territorio en términos de buenas prácticas, desarrollo sostenible, cultura, educación, gestión y conservación que han detonado la figura del geoparque”, explicó Canet.
El geoparque es una semilla de la transformación en el territorio y desde 2017 ha detonado cambios sustanciales, precisó el científico, quien citó entre ellos la implementación del programa Basura Cero en algunos municipios y escuelas; el impulso de proyectos científicos de vanguardia como el LabCHICO (primer laboratorio subterráneo donde se realizan investigaciones de física de frontera); la puesta en valor del patrimonio del geoparque como patrimonio universal, como el caso del Cerro de las Navajas; también atraer actividades internacionales como la reunión Geoparques, Turismo Sostenible y Desarrollo Local, organizada por la Unesco en 2019; capacitaciones en 2021 y 2022 a ejidatarios para que tomen conciencia sobre su territorio e incorporen conceptos de ciencias de la tierra en las visitas guiadas y la oferta de servicios turísticos.
Canet detalló que la evaluación de campo revisa rigurosamente y califica las transformaciones del territorio detonadas por la declaración como geoparque, principalmente mejoras e innovaciones en desarrollo local (turismo, productos locales), educación, investigación, divulgación y visibilidad (a través de la señalética o uso de señales y símbolos icónicos, lingüísticos y cromáticos).
Con información de Gaceta UNAM